La expansión del renacimiento, y más
tarde la aparición del barroco ofrecieron una renovación extraordinaria y en
las formas y en la concepción de las imágenes literarias. Este encuentro entre
los recursos literarios, a las necesidades y las aspiraciones de
la época produjo el siglo de oro español y además el desarrollo de la imprenta.
Durante el apogeo cultural y económico de esta
época, España alcanzó prestigio internacional en toda Europa. Cuanto provenía
de España era a menudo imitado; y se extiende el aprendizaje y estudio del
idioma (véase Hispanismo).
Las áreas culturales más cultivadas fueron
literatura, las artes plásticas, la música y la arquitectura. El
saber se acumula en las prestigiadas universidades de salamanca y alcaldía de
henares.
Las ciudades más importantes de este periodo
son: Sevilla, por recibir las riquezas coloniales y a los comerciantes y
banqueros europeos más importantes, Madrid, como sede de la Corte, Toledo, valencia,
Valladolid (que fue capital del Reino a comienzos del siglo XVII) y
Zaragoza.
También en el campo científico hubo avances
importantes que, por ejemplo, en agronomía llegaron a constituir una revolución
(el Viejo mundo aportó al Nuevo la caña de azúcar, el trigo y la vid ; el
Nuevo aportó al Viejo la patat, el maíz, el frijol, el cacao, el pimiento y el
tabaco ); la Lingüística se desarrolló notablemente (Francisco Sánchez
de la brozas y su Minerva; Geografía y cartografía (el
cosmógrafo Martín Cortes de Albacar descubre la declinación magnética de
la brújula y el polo norte magnético, que sitúa entonces —se mueve a
lo largo de la historia— en Groenlandia y desarrolla el
nocturlado , y su discípulo Alonso de santa inventa la carta
esférica o proyección cilíndrica ; la Antropología y Ciencias
naturales (botánica, Mineralogía , etc.), como consecuencia del
descubrimiento de américa.
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